Es recomendable realizar estrategias de autocuidado diarias o semanales que permitan aliviar el estrés en la presencialidad.
El regreso a la presencialidad significó para muchas personas un cierto nivel de estrés, ya que se vieron en la necesidad de volver a reorganizar la dinámica familiar y laboral, y adaptarse nuevamente a lo que implica trabajar de manera presencial.
Este retorno nos obligó a enfrentar situaciones que antes de la pandemia eran cotidianas, como salir de la casa, tomar locomoción colectiva, y estar con más personas. Todo ello implicó estresores que tuvimos que aprender a gestionar y que se tradujeron en ansiedad, temor y dificultades para organizar nuestras tareas dentro del entorno laboral, lo que afectó el desempeño de muchos en su trabajo diario.
En este contexto, pudimos observar que hubo personas que se adaptaron más rápidamente a los cambios que otras, lo cual, en alguna medida, está relacionado con características personales y con las condiciones del entorno familiar.
Presencialidad: la importancia de aliviar el estrés
A lo anterior se suma otra realidad: la que enfrentan los nuevos profesionales que se incorporaron al mundo laboral a partir de 2020 y que fue muy distinta a la de quienes asistían presencialmente a los trabajos. Cabe preguntarse si esos trabajadores requieren algún tratamiento especial considerando que no tuvieron el contacto físico con sus pares.
Sin duda, necesitan:
- un acompañamiento cercano de la jefatura o de un par, que les facilite la comprensión de la cultura de la organización,
- el manejo de las relaciones interpersonales en los equipos de trabajo,
- y condiciones para promover la construcción de vínculos presenciales con sus compañeros de trabajo.
Estrategias de autocuidado
Es recomendable realizar estrategias de autocuidado diarias o semanales que permitan ir lidiando con el estrés. Según los intereses de las personas dichas estrategias pueden abarcar actividad física, contacto con la naturaleza, manualidades, descanso, reuniones sociales, meditación, etc.
La realización de actividades placenteras permite que nos conectemos con emociones positivas que producen bienestar emocional.
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