La flexibilidad y la adaptación al cambio son habilidades blandas muy útiles en el mundo laboral y personal. Lee sobre cómo ser más flexibles.
Cada día es más relevante que las personas desplieguen habilidades para adaptarse a nuevas exigencias y situaciones. A veces, nuestra resistencia y emociones impiden sumarnos rápido a los cambios, pudiendo perder oportunidades de crecimiento personal o laboral.
Por ello, en las últimas décadas se ha hecho hincapié en el fomento de las llamadas “habilidades blandas” y el desarrollo de comportamientos atingentes a los requerimientos o que nos acerquen a nuestros objetivos personales, generando mayor adaptación y flexibilidad al cambio.
La flexibilidad aparece como una de estas aptitudes y la ponemos a prueba ante cada situación adversa o inesperada.
Así como la flexibilidad en biología es entendida como una propiedad morfológica-funcional del cuerpo humano, que permite adaptarnos a distintos movimientos físicos, la flexibilidad personal es la capacidad de adaptarnos con facilidad a diversas circunstancias, o acomodarnos a las distintas situaciones o necesidades. (Oxford Languages Dictionary).
Cómo ser flexible
En el trabajo la capacidad de adaptación y flexibilidad al cambio se visualiza cuando nos adecuamos rápido a nuevas tareas o procedimientos, solucionamos pronto incidentes nuevos, asumimos una actitud positiva ante los cambios, nos preparamos para dominar diferentes tareas, estamos abiertos a evaluar y recibir el feedback que nos dan, etc.
Y en el ámbito personal, cuando aceptamos nuevas ideas, podemos afrontar o redireccionar nuestros retos o sobreponernos a dificultades con resiliencia.
Ciertamente que no es fácil. Siempre implica desprenderse de algo que uno quiere, que uno está a acostumbrado a hacer o, inclusive, de algo que es parte de nuestra forma de ser.
Se requiere tener consciencia del proceso, voluntad, inteligencia para dejar de lado la soberbia y coraje para desplegar un nuevo repertorio comportamental. Además, incluye dos aspectos prioritarios: flexibilidad mental y conductual.
Como toda “habilidad blanda”, no requiere solo de conocimiento, sino que necesitamos aplicarla y llevarla a la práctica para adquirirla. La buena noticia es que existen herramientas y ejercicios para irlas incorporando y potenciando. El proceso se simplifica si comenzamos con fomentar nuestra flexibilidad mental.
¿Qué es la flexibilidad mental? Se puede definir como la disposición con la que el sistema de conceptual de una persona cambia selectivamente en función de los estímulos ambientales, para alcanzar la respuesta más adecuada. (Scott, W. A., (1962), Cognitive complexity and cognitive flexibility. American Sociological Association)
¿Cómo desarrollar la flexibilidad mental?
- Busca más puntos de vista, planifica tus proyectos visualizando varias alternativas. Pensar en un plan B, C, etc. ayuda a preparase ante imprevistos. Si no te surgen más ideas, consulta a otros.
- Mira tanto el contexto general como la particularidad de las situaciones. Busca los detalles relevantes, pero también abstráete de las circunstancias y míralas desde arriba para encontrar más elementos que abran oportunidades.
- Participa o presencia debates, como ejercicio para observar miradas distintas u opuestas.
¿Cómo desarrollar la flexibilidad conductual?
- Pon atención cuando lo que haces ya no funciona, o no consigues los resultados esperados, y práctica nuevos métodos.
- Rompe la rutina y atrévete a realizar actividades nuevas o adquirir otro tipo de conocimientos.
- Aplica creatividad en tus acciones.
- Anímate ante los cambios y considéralos oportunidades de desarrollo
- Identifica algunas de tus actitudes que puedan representar rasgos de rigidez.
- Busca soluciones, intentando no entramparte en el problema
- Procura hacer ejercicios, deporte o actividad física, ya que el cuerpo, la mente y las emociones están íntimamente relacionados.
La buena noticia es que todos poseemos el potencial para ser flexible y adaptarnos al cambio. Sin duda alguna, si adquirimos esta habilidad nos beneficiamos no solo nosotros mismos, sino también nuestro entorno.
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