Un emprendedor, ¿nace con esa condición o la aprende? Claramente, el emprendimiento se contagia y puede cambiar la vida de las personas.
En una de mis primeras clases de emprendimientos tecnológicos, todos quedamos con la siguiente interrogante: el emprendedor, ¿nace con esa condición o la aprende?
Todos tenían diferentes respuestas y diversos argumentos desde su experiencia para demostrar, por una parte, que se podía nacer con ese don. Otros decían que era suerte, otros 50% y 50%, otros que se aprendía.
Finalmente, lo que entendimos al terminar el curso, es que el emprendimiento se contagia. Pero para que el emprendimiento se contagie y genere reales cambios en la sociedad, deben existir ejemplos concretos que las personas reconozcan como exitosos.
Entonces el emprender se identificará como algo posible de realizar. Algo que puede llegar a cambiar nuestras vidas, algo que no solo nos dé un sustento económico; sino que logre darnos un propósito por el cual poder levantarnos y tratar de hacer mejor las cosas día tras día.
Contagia el emprendimiento
Emprender es muy similar a practicar un nuevo deporte. Mientras más difusión y apoyo del entorno exista, más personas tendrán la motivación por conocer sobre él, dedicar horas de entrenamiento y, finalmente, incorporarlo como propio a una rutina semanal.
Pero si además ese deporte nos conecta con otras personas y nos permite descubrir habilidades y capacidades insospechadas para lograr un objetivo, de pronto nos dan ganas de profesionalizar o aumentar nuestra dedicación, volviéndose una rutina diaria con pautas de entrenamiento.
En ese punto, probablemente ya seamos parte de un equipo, de un club o tengamos un entrenador personal. Por lo tanto, debemos capacitarnos y tener conocimientos más profundos de cómo enfrentar de la mejor forma a nuestro rival. También de cómo generar la estrategia que nos lleve a la victoria, de cómo mejorar nuestra concentración y psicología para manejar el estrés o una derrota.
Además, debemos conocer cuáles son los nuevos límites fisiológicos en una competencia más ardua y así evitar una lesión que nos impida continuar.
Se necesitan entrenadores
Por lo tanto, para que se contagien las ganas de hacer deporte, necesitamos líderes positivos, apoyo estatal y privado para potenciar el desarrollo de talentos y financiar a los mejores. Se necesitan entrenadores y muchas horas de dedicación para perfeccionar la técnica y la metodología para ganar un torneo.
De la misma forma se puede “contagiar el emprendimiento”. Desarrollar disciplina en un nuevo deporte involucra sacar a relucir un don que estaba oculto en nosotros esperando a ser descubierto. Se necesita aprendizaje y entrenamiento constante para el desarrollo de la mejor técnica; donde la pasión y propósito por lo que haces las cosas, de pronto permite que otros te sigan, encuentren valor en lo que haces, se inspiren y se contagien de tus ganas de entrenar.
Por lo tanto, cuando te contagias de las ganas de emprender logras desarrollar talentos internos para concretar esa idea de negocio que te moviliza. El entrenamiento diario y la búsqueda de nuevas estrategias y aprendizajes nos llevan a una mejor entrega de la propuesta de valor de nuestro producto o servicio.
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