Para fomentar la lectura en niños y niñas es clave convertir el hábito en una experiencia placentera y crear un ambiente lector en el hogar.
Fomentar la lectura en los niños y niñas en su primera infancia redunda en un mejor rendimiento académico posterior.
La ausencia de lectura durante los primeros seis años de vida puede producir efectos perjudiciales en el desarrollo de los niños. La primera infancia es un periodo crucial en la vida, en ella se desarrolla el 80% del cerebro de los infantes. Junto con ello se produce un desarrollo físico, cognitivo y social que impactará de forma significativa la vida y el futuro de los infantes.
Fomentar la lectura en niños y niñas
Una de las formas de apoyar el fomento de la lectura es crear un ambiente lector en el hogar: rodear a los niños de libros desde pequeños, visitar bibliotecas y librerías con frecuencia, leer juntos en familia como parte de la rutina diaria, compartir historias y cuentos de forma oral.
Asimismo, elegir libros adecuados a la edad e intereses del niño: ofrecer una variedad de temas y géneros, permitir que los niños escojan sus propios libros, leer en voz alta para los niños más pequeños.
Y, sobre todo, hacer de la lectura una actividad divertida: jugar a adivinar personajes o el final de una historia, inventar nuevas historias a partir de lo leído, representar escenas de los libros con títeres o disfraces y asociar la lectura con momentos especiales, como antes de dormir.
La lectura es un regalo invaluable que podemos ofrecer a nuestros niños. Fomentar este hábito desde la infancia les brindará herramientas esenciales para su desarrollo personal y académico, y les abrirá las puertas a un mundo de posibilidades.
La lectura y el desarrollo de los infantes
Existe consenso entre los especialistas sobre la importancia de que, en la primera infancia, los niños cuenten con los cuidados y la estimulación adecuada para que puedan alcanzar con éxito un desarrollo integral.
Una forma de estimular a los infantes durante la primera infancia es a través de la lectura, ya que los investigadores concuerdan en que los bebés comienzan a leer a finales del tercer mes o a inicios del cuarto mes de gestación, cuando son capaces de leer la voz de su madre.
Durante los primeros tres años de vida, los bebés ingresan al lenguaje siendo capaces de percibir los ritmos y las repeticiones de las canciones de cuna, y los arrullos que su madre o cuidador le canten. Y tendrán su primer acercamiento al lenguaje poético. Durante esta etapa experimentarán sus primeros acercamientos a los libros como objeto, comprendiendo la existencia del “mundo otro” existente en ellos.
Desde los tres a los seis años se producirá otro gran hito en su desarrollo. Ingresarán al lenguaje escrito y a los sistemas educativos más estructurados, apoyados por el surgimiento del pensamiento simbólico y por el aumento de sus capacidades lingüísticas. Se verán desafiados al proceso de alfabetización inicial que demandará el uso de los aprendizajes adquiridos previamente.
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