¡Son del terror! Los gastos hormiga, fantasma y vampiro atacan, pero en este artículo veremos cómo evitarlos.
A principios de año comentábamos cómo el temido marzo se acercaba a nuestros vidas y nos planteaba retos de planificación y orden, necesarios para reducir el estrés del día a día. Sin embargo, la situación puede ser incluso peor. Cotidianamente experimentamos gastos que ni siquiera sabemos que tenemos.
Si bien puede ser montos pequeños, a la larga pueden producir un impacto grande en nuestras finanzas personales, lo que dificulta o impide cumplir nuestros sueños. ¿Qué tipos de gastos deberíamos identificar y cómo estar atentos a ellos?
Se deben considerar al menos tres tipos de situaciones, que son más habituales de lo que se piensa.
Los gastos hormiga
Son aquellos gastos pequeños en magnitud – la mayoría de las veces imperceptibles – pero que sumados tienen el potencial de ser elevados a fin de mes. Suelen verse representados como gastos repetidos en la rutina. Son los que se toman como “un gustito”. El caso más emblemático es comprar un café en la mañana.
Asumamos que un café de máquina cuesta aproximadamente $3.000 y yo tengo un sueldo de $1.000.000. De ese modo, el gasto sería de apenas 0,3%, completamente minúsculo. No obstante, ¿qué sucede si tomamos 5 cafés a la semana durante todo un mes? En ese caso, el total de gasto asciende a $60.000. Es decir, un 6% de nuestro ingreso.
Aquello ya deja de ser minúsculo, puesto que podríamos financiar la compra de una cafetera o incluso ahorrar para un plan mayor. Al año, esto significaría un gasto total de $720.000. Ya no se ve tan minúsculo, ¿no? Otros ejemplos son el cigarro o las golosinas.
Los gastos fantasma
¿Te ha pasado que se registran gastos que ni siquiera sabes a qué corresponden? En algunos casos tomamos suscripciones o compromisos de gasto que a los meses olvidamos que hemos contratados. Es el caso de la membresía en un gimnasio o la suscripción a una plataforma de streaming.
Son los denominados fantasmas, puesto que están allí, pero no los vemos. El impacto potencial es el mismo que en el caso anterior, un deterioro en las finanzas personales que no notamos hasta que es demasiado tarde.
Los gastos vampiro
Son gastos fijos y que, a pesar de su carácter, no están contemplados en el presupuesto en una magnitud correcta. Un ejemplo pueden ser los gastos básicos. Por ejemplo, el uso de electrodomésticos de manera inadecuada o excesiva (sin percatarnos) puede hacer que se eleve nuestra cuenta de electricidad.
Por ejemplo, asumamos que yo “pienso” que pago $35.000 por concepto de electricidad, pero que por alguna razón de la que no soy consciente, la cuenta se ha elevado sistemáticamente a $40.000. Esos $5.000 serían un gasto vampiro.
Este tipo de gasto se ha elevado con la popularidad de los pagos automáticos de cuenta, asociados a una cuenta corriente o tarjeta de crédito. Pues no tenemos idea cuánto pagamos, solo sabemos que lo hicimos.
¿Cómo luchamos con los gastos hormiga?
No podemos quedarnos de brazos cruzados si queremos cumplir nuestros sueños. Para ello, una serie de consejos desde la educación financiera pueden ser de utilidad:
- ¡Anotar, anotar y anotar! El uso de un registro de mis gastos puede ser tedioso, pero va a iluminarme a la hora de pensar en qué estoy gastando. Este es el primer paso necesario para descubrir cómo administrar correctamente mis recursos.
- Destinar un presupuesto fijo a cada gasto. Con el uso de tarjetas de prepago o incluso la posibilidad de un registro, es posible decir que destinaré una cantidad pre-establecida a un ítem y si me paso, no lo haré más. Esto puede ser útil para limitar las fugas de mi presupuesto.
- Cortar lo innecesario, debido a que a veces gastamos en productos y servicios que no disfrutamos. Simplemente los tenemos allí por inercia. La regulación y la defensa del consumidor ha avanzado mucho en este aspecto y si no te resulta fácil finalizar un contrato, siempre puedes recurrir al Sernac (Servicio Nacional del Consumidor) por ayuda.
Los pequeños cambios sumados generan grandes transformaciones, por lo que te invito a que trabajemos en ello.
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