Entender los productos como un fluir continuo entre entornos virtuales y reales, será clave para el diseñador de producto del futuro.
Un diseñador de producto (PD por product designer) hoy está orientado a los datos y los indicadores de performance mientras que un diseñador de experiencia de usuario (UX por user experience) se enfoca en la usabilidad e interacción de las personas con la interfaz digital. Dicha definición de roles ha sido hasta ahora una buena fórmula para poder idear y ejecutar procesos digitales.
Sin embargo, el escenario ya no es el mismo que hace 10, 15 ni menos 20 años atrás. La transparencia de lo digital exige cada vez más que el usuario pueda tener una interacción fluida entre distintos puntos de contacto, en distintos dispositivos y en escenarios diferentes.
Las interacciones ya no son con las interfaces, sino que con las marcas y ellas son las que mandan. El continuo fluir implica que pasemos de la pantalla del celular o del computador de la casa cuando nos levantamos, a la del auto cuando vamos al trabajo o la del metro cuando usamos el transporte público.
Luego volvemos al computador de la casa, pasamos nuevamente por el celular, y al final del día interactuamos con la tablet de nuestros hijos o con la domótica de la casa, llámese Alexa, Siri o Google.
La Internet de las Cosas, el Big Data y, sobre todo, la Inteligencia Artificial están haciendo que estas interacciones sean cada vez más comunes, más fluidas y más transparentes. Y esto seguirá influenciando en los diseñadores de producto del futuro.
El rol del diseñador de producto en el futuro
Ya dejamos de pensar en puntos de contacto físicos como una tienda de retail o la oficina de una compañía de telecomunicaciones para pasar a relacionarnos con las versiones digitales de estas mismas tiendas o compañías en sus propios espacios físicos.
Y, además, la llamada spatial computing o computación espacial, llegó para quedarse. Si bien hoy las gafas de Meta o el Apple Vision Pro son los dispositivos más conocidos al procesar Realidad Aumentada y Realidad Virtual, la computación espacial permite obtener la profundidad del entorno obteniendo información de las cámaras y múltiples sensores de los dispositivos de manera precisa. Así, el mundo físico se transforma en un mundo virtual y viceversa.
Si consideramos que un médico podrá operar a un paciente viendo las imágenes en 3D de una radiografía o scanner al mismo tiempo que está interviniendo, podrá mejorar inmensamente la precisión de su trabajo.
Y cambiará la manera en que nosotros diseñadores crearemos la experiencia para el médico y para el paciente.
Entender los productos como un fluir continuo entre entornos, virtuales y reales, y entre dispositivos, pantallas u objetos, es fundamental para el diseñador de producto del futuro. Ya no solo será clave la interacción con el dispositivo u objeto, sino el por qué de esa interacción y qué logramos con ella.
Experiencia entre entornos y dispositivos
Pensar en customer journeys fluidos entre estos distintos entornos y dispositivos será clave para poder medir experiencias que demandan trazabilidad y datos de principio a fin. Las empresas y organizaciones deberán dejar de pensar en productos aislados y se transformarán en oferentes de servicios integrados. Entre productos de una misma empresa o, incluso, de marcas diferentes.
Si me voy de viaje querré ser capaz de poder reservar un taxi al aeropuerto desde la misma interfaz con la que compré provisiones que quiero que estén cuando llegue a casa, independiente que sean dos servicios de marcas diferentes.
Y aún más, ya en el aeropuerto, querré revisar cuánto tardaré en llegar a casa con el tráfico y querré asegurarme de encender la calefacción para que esté temperado a mi llegada. Todo desde un solo proceso.
El usuario ya no querrá apps diferentes para hacer distintas cosas sino un fluir, independiente del entorno y del dispositivo.
Esos product designers necesitarán saber de integración y, sobre todo, de datos. De cómo entrar en estas experiencias fluidas con servicios que sean hiper personalizados al usuario.
Mundo phygital
El conocimiento de la interacción será clave, pero más aún en cómo esas interacciones dan valor a los objetivos de negocio de una empresa u organización.
Parece futurología, pero no. El nuevo mundo phygital está a la vuelta de la esquina. Las empresas que están demandando profesionales de experiencia con conocimientos en data y analítica para la optimización y toma de decisiones, es cada vez mayor.
Por esa razón, independientemente de que se llame diseño de producto, diseño de servicios o de interacción, la definición de Kotler se hace cada vez más vigente: “un producto es algo que se le ofrece al mercado para obtener su atención, adquisición, uso o consumo para satisfacer un deseo o necesidad. Incluye objetos físicos, servicios, personas, lugares, organizaciones e ideas”.
Es más, ya no ofreceremos productos al mercado, sino que el mercado mismo nos hablará pidiendo nuevos productos que satisfagan sus propios deseos y necesidades. Nos hablarán a través de datos y para eso necesitamos tener diseñadores de producto que en el futuro sean capaces de escucharlos y atenderlos rápidamente.
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