El cierre de año suele venir acompañado de plazos ajustados, evaluaciones, metas pendientes y una sensación generalizada de estrés laboral. Para muchas personas, diciembre se transforma en un periodo de alta exigencia emocional y mental ¿Cómo atravesar esta etapa sin caer en el desgaste? Para Carolina Abara, profesora del curso Mindfulness y liderazgo consciente de Teleduc UC, la clave no está en hacer más, sino en cambiar la forma en que habitamos el trabajo y el tiempo.
“A fin de año ocurre algo muy particular: el cuerpo va más lento, pero la agenda va más rápido. Ese desajuste interno es lo que produce cansancio, irritabilidad y sensación de falta de control”, explica la docente. Según la especialista, el primer paso no es aumentar la productividad, sino regular el sistema nervioso porque “desde un cuerpo en alerta es imposible tomar decisiones sanas”.
Cambios internos para enfrentar el estrés de manera saludable
Carolina Abara identifica tres transformaciones internas fundamentales para atravesar el estrés laboral de fin de año de forma más consciente. La primera es volver al cuerpo. “Cuando habitamos la mente y no el cuerpo, vivimos en modo futuro o pasado. El cuerpo es presente, y el presente, calma”, señala la profesora.
La segunda tiene que ver con aceptar los propios límites. “Reconocer que no podemos con todo no es fracaso, es inteligencia emocional”, afirma Carolina. Y la tercera apunta la especialista a revisar la autoexigencia porque “productividad sin bienestar no es eficiencia, es desgaste”. Desde esta perspectiva, el estrés deja de ser un enemigo y se convierte en una señal que entrega información valiosa.
Prácticas simples para un mes exigente
Desde el curso Mindfulness y liderazgo consciente, la docente recomienda prácticas breves y aplicables incluso en jornadas intensas. Una de ellas es la respiración 3-3-6 (inhalar tres segundos, sostener tres y exhalar seis) que, según indica, “baja el cortisol en menos de dos minutos”.
También destaca la importancia de las micro pausas conscientes. “No son descansos largos, son momentos de un minuto para volver al presente. Hacen una diferencia enorme en la claridad mental”, explica Carolina Abara. A esto, complementa la profesional, se suma el chequeo emocional diario al preguntarse “cómo uno se siente, porque permite evitar el piloto automático y actuar, no reaccionar”.
En palabras de la docente, “no se trata de tener más tiempo, sino de cambiar la calidad del tiempo que ya tenemos”.
Mindfulness en el trabajo: menos saturación, más claridad
En el contexto laboral actual, marcado por la multitarea y la hiperconectividad, la especialista describe a muchos equipos como “cerebros fragmentados”. En ese escenario, el mindfulness funciona como un entrenamiento mental. “No elimina lo que sentimos, nos enseña a relacionarnos mejor con ello”, dice la docente sobre la regulación emocional.
Además, contribuye a mejorar la concentración y a reducir la sobrecarga mental. “La mente enfocada gasta menos energía y toma mejores decisiones”, afirma Carolina Abara. Al entrenar la presencia, las personas dejan de cargar pensamientos del pasado o anticipaciones del futuro. “Cuando un equipo cultiva presencia, baja el drama emocional y sube la capacidad de respuesta”, comenta la académica.
Cuando el estrés deja de ser pasajero
Carolina Abara advierte que existen señales claras de estrés crónico: irritabilidad constante, falta de concentración, dolores corporales persistentes, insomnio y una sensación permanente de amenaza o cansancio emocional. “Cuando estas señales se sostienen en el tiempo, estamos frente a estrés crónico, y ahí ya no hablamos de rendimiento, sino de salud”, enfatiza la especialista.
En este punto, el mindfulness cumple un rol preventivo clave. “Enseña al cerebro a desactivar el modo supervivencia. Una mente en calma no interpreta cada correo ni cada deadline como peligro”, explica la docente.
Liderazgos que regulan, no que tensionan
Para quienes lideran equipos, el impacto es aún mayor. “Un líder consciente no solo administra tareas, administra energía”, sostiene Carolina Abara. La forma en que un líder se regula emocionalmente, o no, se transmite al resto del equipo.
Entre las acciones concretas que pueden marcar la diferencia, menciona modelar pausas, comunicar desde la claridad y no desde la urgencia, validar emociones y priorizar. Carolina concluye que “un equipo que confía se estresa menos. La conciencia del líder impacta más que cualquier presupuesto de bienestar”.
Empezar ahora, aunque no haya tiempo
Para quienes sienten que no tienen espacio para incorporar mindfulness, la recomendación es clara: comenzar con cosas sencillas. “La falta de tiempo es el síntoma, no la causa. Una respiración consciente al despertar, una pausa antes de cada reunión o un momento de revisión al final del día pueden ser suficientes para comenzar”, afirma la académica.
“No se trata de volverse monje; se trata de volver a uno mismo. El mejor momento para empezar no es cuando tengas tiempo, es ahora, porque es ahora cuando tu cuerpo está pidiendo una forma distinta de habitar la vida”, concluye Carolina Abara.
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