Diseñar vivencias lectoras personalizadas y elegir libros adecuados son clave para fomentar el amor por la lectura en todas las edades.
Formar lectores no es simplemente enseñar a descifrar palabras en una página; es un arte que requiere generar vivencias satisfactorias alrededor de la lectura. Cuando las personas encuentran historias que les cautivan y formatos que les resultan atractivos, la lectura deja de ser una obligación para convertirse en un hábito que desean repetir.
Uno de los secretos está en la diversidad. No todos los libros son para todos los lectores, y es ahí donde la selección cuidadosa desempeña un papel esencial. Ofrecer una amplia variedad de géneros, desde la narrativa y la poesía hasta lo informativo, permite que cada persona encuentre algo que se alinee con sus intereses.
Además, los formatos también importan: libros de tela o de cartón para los más pequeños, mini libros para quienes buscan algo práctico o libros álbum que fusionan texto e imágenes para enriquecer la experiencia visual.
Por ejemplo, en los últimos años, el libro álbum ha ganado terreno entre lectores de distintas edades. Este formato, que combina palabras e ilustraciones en perfecta armonía, no solo cuenta historias, sino que las presenta de forma visualmente cautivadora. La observación de las imágenes invita al lector a involucrarse activamente, lo que resulta especialmente atractivo para quienes están en formación o buscan una experiencia más interactiva.
Conocer a la persona para fomentar la lectura
No todos los lectores son iguales, y entender sus características individuales es fundamental para fomentar el hábito de leer. La edad, por ejemplo, influye tanto en el nivel de comprensión como en las temáticas que resultan interesantes. A ello se suma la experiencia lectora previa, que da pistas sobre los gustos y preferencias. También es importante considerar el propósito: algunas personas leen por placer, otras por estudio o para informarse, y cada motivo marca una diferencia en la elección del libro.
Por otro lado, explorar los intereses del lector ayuda a conectar con historias que le resulten cercanas. Las temáticas que disfruta en otras áreas de su vida, como películas o actividades recreativas, son una guía invaluable. Además, conocer sus hábitos, como el lugar o el momento en que prefiere leer, permite crear un ambiente propicio para disfrutar del libro. Si existen dificultades, como problemas de comprensión o dislexia, elegir obras adecuadas a su nivel puede hacer que la experiencia sea más gratificante.
Un lector, un libro: encontrar la combinación perfecta
El desafío de fomentar la lectura reside en respetar la individualidad de cada persona. “Libros distintos, para lectores distintos” es la consigna que debe guiar este proceso. Con una selección cuidadosa y orientada a los intereses y necesidades del lector, es posible despertar un amor genuino por las historias. De esta forma, la lectura se transforma en una práctica enriquecedora que alimenta la imaginación y amplía el horizonte de quienes se adentran en ella.
Formar lectores no es un acto único, sino un camino continuo de descubrimiento, tanto para el lector como para quien lo acompaña en su travesía. A través de experiencias memorables, la lectura tiene el poder de convertirse en un hábito duradero y profundamente significativo.
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