Construir nuestro flujo de caja, actualizarlo y aprender lo que nos enseña es el principal tratamiento para cuidar nuestra salud financiera.
Tanto las empresas como las personas tomamos decisiones todos los días. ¿Cuán “buenas” o “malas” son esas decisiones? La respuesta dependerá mucho de los costos y de los beneficios de esa decisión y también de la calidad de la información que tengamos para decidir.
La dificultad está en que las “malas decisiones” financieras no solo nos impactan dejándonos con menos dinero del que podríamos necesitar, sino que, con el tiempo, van alterando nuestro estilo de vida. E incluso nuestras relaciones con terceros, pudiendo ser un factor relevante en el estado de nuestra salud mental. Mayor razón para recurrir a la información que nos entrega un flujo de caja y apoyarnos en él a la hora de decidir.
Salud financiera y flujo de caja
Así como hemos hecho esfuerzos importantes estos años para cuidar nuestra salud frente a enfermedades, también debemos prevenir riesgos en nuestra “salud financiera”. Comprender los síntomas y las enfermedades financieras más comunes como el desorden en los gastos, el sobreendeudamiento, la inestabilidad en los flujos y la falta de liquidez o capacidad para responder a nuestras obligaciones financieras.
El desafío es contar con información financiera a través de un flujo de caja es simple. Basta con empezar anotando, en un cuaderno, en una planilla electrónica o en alguna aplicación cuánto dinero recibimos y cuánto dinero usamos. Registrar la cantidad de dinero, la fecha y la razón por la que recibió o se utilizó dinero.
Con eso ya podemos empezar a entender nuestro comportamiento financiero, aprender dónde debemos prestar atención y tener certeza de cuánto disponemos en un momento del tiempo tomar decisiones respecto a gastar, ahorrar o invertir.
Los beneficios de nuestras decisiones normalmente están relacionados con la solución de nuestras necesidades. Los costos se relacionan con los recursos que se necesitan para solucionar esas necesidades. Recursos que incluyen tiempo, dinero, bienes u otras cosas que son habitualmente escasas o menos abundantes de lo que nos gustaría.
Al hablar de recursos escasos, estamos hablando de recursos a los que se puede asignar valor en términos de dinero. Teniendo el dinero suficiente podríamos comprar muchos bienes, contratar tiempo de otros y resolver así parte de nuestras necesidades.
Entonces, podemos decir que una parte muy importante de nuestras decisiones son de carácter financiero, es decir, involucran dinero u otros recursos escasos que pueden ser valorados en dinero.
De la sal al salario
El dinero, por lo tanto, es una herramienta útil que los seres humanos hemos utilizado por miles de años para facilitar la solución de muchas de nuestras necesidades. Ese dinero ha tomado múltiples formas en la historia, desde metales, conchas marinas o piedras preciosas, hasta el dinero virtual como los bitcoins que se usan en la actualidad.
Incluso la sal común sirvió como dinero alguna vez. Además toma diferentes denominaciones en diferentes países. Y durante diversos períodos de la historia el dinero se ha guardado en “cajas”. En la caja fuerte de un banco o de una empresa, en la caja registradora de una tienda o en una caja de zapatos debajo de una cama.
Era habitual preguntar: “¿cuánto hay en caja?”, para identificar el dinero disponible. De ahí que al hablar de la “caja” o del “efectivo” (lo efectivamente disponible) hagamos alusión al dinero.
También hablamos de “flujo” porque el dinero no es estático, sino que se mueve constantemente. El dinero sirve para cambiarlo por otros bienes y sirve como recompensa por lo que hacemos o entregamos. El dinero “entra” cuando vendemos y “sale” cuando compramos o pagamos nuestras obligaciones.
Un flujo de caja, entonces, es una forma de representar cómo entra y sale el dinero en nuestra empresa o en nuestros registros personales.
Es información muy valiosa tanto para entender y aprender cómo se mueve nuestro dinero como para calcular cuánto tenemos disponible en un momento determinado. Es información clave para tomar decisiones financieras que pueden dar soluciones a nuestras necesidades.
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